Se trata de un proyecto postdoctoral adjudicado a la investigadora Marcela Tenorio, quien fue jefa del Servicio de Evaluación Neuropsicológica en CEDETi UC y tuvo como investigadora patrocinante a la Dra. Katherine Strasser.
La postulación a este fondo surgió como consecuencia del interés de CEDETi UC por investigar en el área de la evaluación y la discapacidad intelectual, una vez concluidos los anteriores estudios FONDEF y FONDECYT categoría regular, ambos de 2011, en los que se consolida la cultura de evaluación neuropsicológica y se demuestra la eficacia de las pruebas de evaluación invisible, basadas en tecnología y juegos, como método para explorar las habilidades cognitivas en niñas y niños con desarrollo típico, en detrimento de las pruebas tradicionales con lápiz y papel. Fruto de estas investigaciones nació el TENI, batería de evaluación para niñas y niños de entre 3 y 9 años que utiliza estos recursos en tablets.
El FONDECYT postdoctoral fue un paso más allá. El objetivo era probar que estas herramientas tecnológicas de evaluación cognitiva podían ser también eficaces en niñas y niños con trayectoria atípica del desarrollo, en este caso, portadores de síndromes genéticos (Síndrome de Down, Síndrome de Williams y Síndrome de X Frágil).
Se trabajó con un grupo de 118 alumnos y alumnas con síndromes genéticos -89 con síndrome de Down-, de entre 20 meses y 15 años de edad, y se obtuvieron las siguientes evidencias:
Esto quiere decir que las posibilidades de niñas y niños con Síndrome de Down en términos de desarrollo cognitivo no tienen porqué tener techo, como no las tienen las de las personas con desarrollo típico.
Nuestra hipótesis es que si desde que son pequeños reciben el estímulo necesario en áreas claves, como la capacidad para manejar voluntariamente la atención y el control de la conducta, el desarrollo cognitivo no será inferior al de una persona con desarrollo típico. En este proceso, resulta fundamental contar con un sistema educacional inclusivo que sepa superar las barreras del pasado.
Estos resultados refuerzan la hipótesis de que el estímulo y la educación comprometen el desarrollo cognitivo y lector de las personas con Síndrome de Down, de la misma forma que condicionan el de las personas con desarrollo típico. Se descarta por tanto todo límite apriorístico asociado al desarrollo de personas con Síndrome de Down.